“La idea de normalidad creo que responde más a la necesidad que tenemos de llevar un cierto camuflaje en esta “selva” social” Joan Vílchez, Psicólogo Clínico, Psicoterapeuta y Sexólogo.

 

Joan Vílchez Cambronero lleva 37 años ayudando a las personas a superar problemas personales, conflictos de pareja, dificultades amorosas y disfunciones sexuales. Es miembro de la Escuela Española de Terapia Reichiana (Es.Te.R.) desde 1992 y forma parte de su Comité Didáctico.

 

También es el representante de esta Escuela en la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS).  En este dialogo con Cristina Rey nos cuenta cómo es, desde su experiencia, su visión de la sexualidad.

 

Joan Vílchez (Foto: Kike Taberner)

 

 

CR: ¿Cómo crees que las personas “normales y corrientes” vivimos la sexualidad, de una manera plena o limitada?

 

JV: El conocimiento que cada cual tenemos sobre la sexualidad humana, en general, parte de nuestra propia experiencia personal, de lo que hemos experimentado y aprendido en nuestras relaciones afectivas y sexuales. En mi caso, también proviene de la formación en Sexología, Psicología clínica y Psicoterapia y de mi práctica profesional desde hace 37 años, a través de las personas que he tratado en la consulta. La gente viene y en un clima de confianza, escucha y aceptación, me cuenta su situación, lo que le pasa, lo que le preocupa, lo que le gusta, lo que no le gusta, lo que quiere mejorar de su sexualidad y de sus relaciones, lo que necesita cambiar de su forma de funcionar. Y una de las impresiones que tengo es que, de cerca y en profundidad, nadie es “normal”. La normalidad no existe. Hay costumbres sociales y patrones sexuales predominantes, modelos interiorizados, tendencias culturales diversas… pero, realmente, la vivencia de la sexualidad de cada persona es única.

 

Pero, de alguna forma, la mayor parte de la gente vivimos condicionadxs por esa idea de normalidad, de que hemos de “movernos”, en todos los ámbitos, dentro de unos límites de normalidad.

 

La idea de normalidad creo que responde más a la necesidad que tenemos de llevar un cierto camuflaje en esta “selva” social, para protegernos de los depredadores morales, para autocensurarnos y mostrar una imagen que nos permita sentirnos aceptados en nuestros sistemas sociales. La “normalidad” son unas apariencias pero, en el fondo, cada cual hemos tenido un desarrollo erótico individual único y tenemos necesidades afectivas, pulsiones sexuales, preocupaciones y ansiedades diferentes y cambiantes en cada momento de nuestra vida. De lo que se trata, más que de ser como alguien o encajar en un modelo, es de que cada persona conecte sinceramente consigo misma y se conozca lo máximo posible, que entienda lo que le da placer y lo que le produce displacer, que comprenda cómo funciona su cuerpo, sus emociones, sus deseos…y que pongamos los medios para que pueda acceder a su bienestar, a poder expresarse y relacionarse libremente, a decidir cómo y con quién quiere funcionar, hacia dónde desea evolucionar, que reconozca sus límites y desarrolle sus potencialidades.

 

Si, hay tantas sexualidades como personas. ¿De qué depende que la sexualidad de una persona sea de una manera o de otra?

 

La sexualidad tiene que ver, en general, con el placer. Por eso, cuando hablamos de ella, no nos referimos sólo a la sexualidad genital: todo nuestro cuerpo, toda nuestra piel es sensible, experimentamos sensaciones y emociones, tenemos fantasías y sueños eróticos, podemos disfrutar en soledad y en compañía… Freud hablaba de la “libido”, de la energía sexual y vital que tenemos todxs, que es inherente al estar vivxs. Así, la tendencia al placer está presente en todas las etapas de la vida: en la vida intrauterina, en el momento del nacimiento -los bebés, sabemos, que nada más nacer buscan con el olfato el pezón de la madre porque están programados instintivamente, al igual que los otros mamíferos-. Otra cosa es que, socialmente, esa tendencia natural se facilite o se impida. La realidad es que el desarrollo de los instintos, en este caso el instinto sexual, se va modulando por los distintos sistemas a los que pertenecemos -el familiar, el educativo, el social…- y esa predisposición inicial que tenemos al placer, que es nuestra sexualidad, con frecuencia, no es respetada, ni es reconocida, ni se sabe acompañar.

 

LA TENDENCIA AL PLACER EXISTE EN TODAS LAS ETAPAS DE LA VIDA

 

Entiendo que el placer, tal como lo expones, tiene una función importante para la vida y que ha de ser vivido sin interferencias.

 

El placer, la sexualidad, tiene una función de maduración, de autorregulación, de expansión. Por decirlo de una forma muy simple: cuando se disfruta y se está a gusto, unx se relaja, descansa, se regula; todo funciona y se afrontan mejor los problemas. Esto, por ejemplo, tiene una gran importancia en los primeros momentos de la vida, cuando el placer tiene lugar si se ve satisfecha la necesidad del bebé de seguridad, de apego, de contacto piel con piel, de un vínculo energético con la figura de la madre, preferentemente, o, si no, con quien haga esa función -a veces no es la madre, es la abuela, es el padre u otra figura que está disponible. Durante esos primeros meses en los que el bebé humano es un “feto extrauterino”, porque no ha acabado de madurar, a través del acompañamiento con la persona que realiza la función materna, de su presencia, nutrición, protección, de la relación afectiva al fin y al cabo, se va posibilitando que el bebé vaya madurando y desarrollando su sexualidad satisfactoriamente.

 

Desgraciadamente, hay modas, influencias y condicionamientos que interfieren negativamente y hacen que la propia madre o el sistema familiar no puedan comprender y atender ese código instintivo que trae el bebé y poner los medios óptimos para cubrir sus necesidades. En muchas ocasiones, aunque lo sepan y sientan, por limitaciones sociales (económicas, laborales, de salud, etc.) no pueden estar disponibles para cumplir esa función, que es preventiva, de ir construyendo unos buenos cimientos para que se vaya desarrollando la persona.

 

¿Qué otras fases sexuales existen en la infancia y cómo nos afecta el vivirlas de forma más o menos natural?

 

A los tres, cuatro, cinco años, aproximadamente, ya va habiendo una maduración del organismo y del sistema nervioso y lxs niñxs van descubriendo sensaciones en su zona genital, por lo que tienen especial interés en tocarla y explorarla. Es lo que Wilhelm Reich llamó “primera pubertad”. También indagan en la diferenciación entre hombre y mujer, aunque ya distinguieron durante el amamantamiento a las personas que tenían tetas y las que no, dado que idealmente fue el pecho de su madre su anterior fuente de placer. En esta fase, los genitales toman protagonismo y hay gran curiosidad por los juegos sexuales infantiles. Si se les permite y hay espacio para que exploren y para que disfruten con ellxs mismxs y con sus iguales, lxs niñxs se desarrollan de forma saludable y no se dan fijaciones neuróticas a los adultos.

 

Sin embargo, lo habitual es que la sociedad reprimida o perversa vea “demonios” donde no los hay y se asuste y se preocupe porque el/la niñx se toca mucho, porque lxs niñxs pasan mucho rato juntxs en la habitación, en silencio, sin que se les oiga, etc. Aparece la compulsión de lxs adultxs por controlar y su mente “sucia” está malinterpretando e interfiriendo en algo que es la natural curiosidad sexual infantil.

 

ES CONVENIENTE ABRIR EL SISTEMA FAMILIAR PARA QUE LXS NIÑXS ACCEDAN A SUS IGUALES PARA INVESTIGAR, EXPERIMENTAR Y DAR RIENDA SUELTA A SU CURIOSIDAD.

 

¿Cómo han de acompañar las personas adultas la sexualidad infantil en estas edades?

 

La actitud de lxs adultxs es muy importante porque los impulsos sexuales de esta fase se pueden asociar con la figura del padre o de la madre y lxs niñxs pueden sentir un deseo de acercamiento especial. Las personas adultas a veces no entienden y reprimen bruscamente estas pulsiones porque se sienten incómodxs; otras veces entran en un juego de seducción con lxs niñxs; en otros casos, hay familiares o personas cercanas que manipulan y realizan abusos. Puede suceder, por ejemplo, que con la pareja el/la adultx no se sienta bien pero sí con el hijo o la hija, y, de forma inconsciente, se “secuestra” a lxs niñxs y estos se queden un poco “apegadxs” eróticamente a la madre o al padre.

 

Lo que hay que hacer ver a lxs hijxs en estas edades es que la relación que tenemos con ellxs es de padres o de madres y que esos impulsos que tienen hacia nosotrxs están muy bien pero que no es con nosotrxs con quienes los pueden satisfacer, sino con sus iguales. Es conveniente abrir el sistema familiar para que lxs niñxs accedan a otrxs niñxs de su edad para investigar, experimentar y dar rienda suelta a su curiosidad y satisfacción íntima.

 

¿La escuela también es un ecosistema importante que afecta a la vivencia del placer?

 

La escuela es un medio de socialización importante porque se pasan muchos años en ella. El tipo de escuela va a facilitar un tipo de experiencias u otras. El modelo actual dominante es el de una escuela dependiente del sistema económico capitalista y que trata de producir mano de obra cualificada. Entonces, lo que se prima son los conocimientos, la memorización, etc. Se ocupa de domar a lxs niñxs, de recortarles potencialidades, de que estén sentadxs muchas horas, de disociar el juego del aprendizaje como si fueran cosas diferentes. ¿Por qué no se puede aprender jugando si es eso lo que sabemos hacer desde pequeñitxs, jugar y divertirnos? Es necesario vivir ese aspecto de nuestra sexualidad que es el placer de estar vivxs, de cantar, de saltar, de bailar, de relacionarnos y también de aprender partiendo de lo que nos interesa. En la medida en que esa potencialidad de contacto con el placer no se va perdiendo, la educación podría ser otra cosa; eso que decían los griegos: todo lo que facilita el que la persona exprese su potencialidad hacia afuera y la desarrolle, no el corsé que se te pone desde el exterior, cortándote alas y reduciendo tus posibilidades. Hoy día hay varias alternativas a la educación convencional, como las escuelas libres, y, aunque aún son minoritarias, van creciendo.

 

Y la adolescencia, ¿también es una etapa trascendental en la vida sexual de una persona?

 

En la adolescencia se produce una revolución hormonal, un “chute” de neurotransmisores; el cuerpo pega un estirón, cambia la voz, empiezan a aparecer los rasgos sexuales secundarios de una forma más pronunciada. Es un momento de transformación donde se reactiva lo que se ha vivido o lo que no se ha vivido y ha faltado. Muchas de las crisis que se pasan en esta etapa son una reedición de momentos traumáticos o no regulados y que se manifiestan con más fuerza. El cómo hemos vivido nuestros primeros amores nos afecta, deja huella y a la hora de entender cualquier problema sexual o íntimo que trae una pareja o una persona a consulta, es importante conocer de dónde viene, cuál es su trayectoria desde el origen, sus experiencias vitales, emocionales y sexuales. Observo, por ejemplo, que cada vez hay más dificultades de erección en hombres muy jóvenes. Por los estereotipos, se sienten presionados a tener que cumplir un papel ideal. Si las pelis porno han sido su fuente de “educación” sexual, han visto a estrellas que “están ahí una hora dale que te pego”, que tienen unos grandes penes, etc. Ellos se comparan, se sienten unos incompetentes y se toman ya pastillas para no “quedar mal”.

 

La adolescencia es una oportunidad para reconducir nuestra vida. Durante estos años, el sistema defensivo -la coraza, el carácter- tiene mayor flexibilidad y se puede reparar más fácilmente. Cuanto antes recuperemos la autorregulación, mayor capacidad de placer tendremos.

 

LA DIRECCIÓN EN LA QUE VA LA SOCIEDAD OCCIDENTAL, EN GENERAL, ES ANTINATURAL

 

Por todo lo que hemos hablado hasta ahora, entiendo que la sexualidad de las personas viene modulada por sus experiencias, las que a su vez están determinadas por los distintos sistemas en los que estamos inmersas -madre, familia, escuela, sociedad, etc.

 

Sí, así es. Y la sociedad no es neutra, ya está montada y nosotrxs venimos a ella. Existe una gran presión a las familias, a los bebés y a lxs niñxs para que se adapten a lo que hay. A muchas personas les cuesta cuestionarse el mundo en el que viven, la función que tienen en la sociedad, porque se ha ido produciendo un proceso de domesticación, de acomodación.

 

Este sistema patriarcal hace que siempre haya, dentro de cada cual, una cierta lucha entre el Yo y el Carácter, como decía Reich. Es decir, entre el desarrollo libre de nuestras potencialidades -lo que realmente nos haría estar mejor en todos los ámbitos- y el carácter, nuestra forma alterada y aprendida de funcionar, las limitaciones interiorizadas de lo que se puede o no se puede hacer, la manera en la que podemos tirar para adelante sin sentir, sin gozar ni sufrir demasiado, robotizadxs. Pero la realidad, es que el carácter nos está constriñendo. Y no sólo el de unx, sino también el de la pareja, el de la comunidad o familia en la que vivimos. Estamos controladxs por nosotrxs mismxs, por nuestrxs allegadxs y, por supuesto, por las personas que están en los lugares de poder, que, en general, no son precisamente las personas más saludables.

 

La dirección en la que va la sociedad occidental, en general, es antinatural.

 

CON FRECUENCIA, LO QUE QUEREMOS NO ESTÁ TAN LEJOS DE NOSOTRXS Y BUSCAMOS FUERA LO QUE REALMENTE TENEMOS QUE EMPEZAR A ACLARAR DENTRO.

 

¿Cómo ayuda la psicoterapia caracteroanalítica a las personas con problemas sexuales, de relación, etc?

 

Los síntomas que tienen las personas que vienen a consulta son una llamada de atención que nos está hablando, no sólo de su situación actual, sino también del stress que han vivido, del sufrimiento que tienen dentro y que ha cristalizado en un carácter, en una particular forma de funcionar habitual. Por tanto, tratamos de entender lo que ese síntoma nos está diciendo, sin taparlo ni camuflarlo.

 

Desde la Escuela Española de Terapia Reichiana (Es.Te.R.), Xavier Serrano y su equipo han ido desarrollando la Psicoterapia Breve Caracteroanalítica, a nivel focal, y actualizado la Vegetoterapia Caracteroanalítica de Reich, a nivel profundo, trabajando cada situación personal globalmente, atendiendo la mente, el cuerpo, las emociones, las relaciones, propiciando la autorregulación individual, de pareja, familiar y social.

 

Con frecuencia, lo que queremos no está tan lejos de nosotrxs y buscamos fuera lo que realmente tenemos que empezar a aclarar dentro. Cuando una persona está realizando su proceso terapéutico, va flexibilizando su carácter y conectando con su Yo, se activa su brújula interna y se reorienta, va limpiando y cambiando su forma de percibir, siente lo que quiere y necesita, abre el radar de su intuición y va recuperando y desarrollando su capacidad de placer.

 

Es importante atreverse a ser sincerx con una mismx. En el espacio terapeútico unx se muestra más libremente, ante otra persona y ante sí mismx, y trata de expresar aquellos aspectos más ocultos, negados y reprimidos, conectando con su autenticidad, deshaciéndose de culpas, clarificando el momento en el que está y encontrando lo que puede tener sentido para su vida y sus relaciones. Rescata su autonomía para llevar un tipo de vida más acorde consigo mismx, pues muchas de las formas de vida que llevamos no nos satisfacen, ya que han tenido el sentido de agradar a alguien que para nosotrxs era importante o para evitar conflictos. No te digo nada de las relaciones de parejas frustrantes que se mantienen por la inercia o que se justifican por lxs hijxs o por la situación económica. Al cambiar nuestra forma de estar y de relacionarnos también contribuimos a ir cambiando la sociedad, a humanizarnos.

 

Por último, ¿se puede vivir la sexualidad y las relaciones de una forma natural?

 

Por un lado, es importante conocerse. Si no te conoces a ti mismx es difícil compartir con otra persona tu placer. Hay que aprender a expresar las emociones y a comunicarse directamente, con claridad y confianza, creando intimidad y cultivando el buen trato, para disfrutar del encuentro. Por ejemplo, el orgasmo no es algo que tengas que lograr o conseguir de determinada manera, o que alguien te tenga que dar; el/la otrx te ayuda, te acompaña pero el orgasmo, si sucede, ocurre en unx mismx, pues es la capacidad de abandonarse libremente a las propias sensaciones, si se dan las circunstancias adecuadas. Y no debiera ser el objetivo principal del encuentro, sino una posibilidad entre el amplio repertorio de caricias compartidas.

 

En cuanto a las relaciones personales, afectivas e íntimas, el problema es que no las vivimos con naturalidad y en conexión, sino con muchas expectativas hacia unx mismx y hacia la otra persona. Es esencial estar en la realidad, en contacto con unx y, desde ahí, ir conociendo a la otra persona e ir descubriendo, entre lxs dos, lo que se puede compartir y lo que no en cada momento, aprendiendo a relacionarnos con autenticidad.

 

En la relación terapéutica se ven las limitaciones actuales y las que han habido anteriormente y comprendemos lo que impide y lo que favorece que la persona esté integrada, conectada consigo misma y con capacidad de relacionarse plenamente.

 

Hay que evitar el idealizar excesivamente. Los ideales y valores nos sirven de referencia, pero no pueden ser un parámetro desde el que estemos continuamente evaluando, comparando, suspendiendo, al otrx o a nosotrxs mismxs. El cómo nos tratamos y tomamos lo que nos ocurre en la vida, la interpretación que hacemos de las experiencias, es fundamental para que también nuestra sexualidad, nuestra vivencia del placer, sea de una u otra manera.

 

 

 

matrix barcelona“El instinto erótico pertenece a la naturaleza original del hombre. Está relacionado con la más alta forma de espíritu.” Carl G. Jung

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